Cómo elegir la caldera de condensación adecuada

TENGA CUIDADO CON EL DRENAJE DE CONDENSADOS

Los condensados ​​proceden de la condensación de los humos que, en contacto con el intercambiador de la caldera, alimentados por el retorno frío del circuito de calefacción (temperatura por debajo del punto de rocío), provocan la condensación.

Por lo tanto, la chimenea debe estar hecha de un material resistente a la acidez de los condensados: acero inoxidable, cerámica, material sintético o vidrio. Si su casa tiene chimenea, debe entubarse (doblarse) para evacuar los gases quemados. Su evacuación también debe ser absolutamente gratuita (no en un patio cerrado o semicerrado, por ejemplo) ya distancia de las viviendas vecinas.

• Si no hay conducto, se puede instalar una “ventosa” formada por dos conductos: uno aporta el oxígeno necesario para la combustión, el otro evacua los gases al exterior de la vivienda.

• El conducto de evacuación de humos debe tener una pendiente de al menos un 3% (a diferencia de una caldera convencional) para bajar los condensados ​​hacia la caldera. Los condensados ​​son evacuados por un sifón conectado a la red de desagüe de aguas residuales.

• Si ya dispone de ventosa, puede conservarla, siempre que un profesional compruebe que funciona correctamente y que es compatible con la nueva caldera. También debe verificar que el nuevo tipo de caldera cumpla con la ventilación de la habitación en la que está instalada.

• El tratamiento de condensados ​​es obligatorio, antes de su vertido en aguas residuales. Para ello, existen filtros purificadores (tipo Polar Neutralizer, aptos para calderas de gas y de gasóleo, para ser recargados durante el mantenimiento anual de la caldera. Tenga en cuenta que algunos dispositivos son autolimpiantes.